Numerosos proyectos de investigación
remarcan la importancia de la comunicación entre médicos y familiares a la hora
de valorar la calidad asistencial al final de la vida, pero poco se sabía hasta
ahora con respecto a las personas que fallecen en centros residenciales.
En un artículo recién publicado
en JAMDA por Ilona Baranska et al., en representación del Proyecto PACE
(Palliative Care for Older People), financiado por la UE, se analiza la opinión
de 736 familiares de residentes fallecidos en 210 centros residenciales de 5
países europeos.
Los resultados, ajustados por
países y por tipo de asistencia médica, muestran que la calidad de la
comunicación fue considerada más alta cuanto mayor fue el tiempo (por encima de
14 horas) que el familiar pasó con el residente en su última semana de vida,
así como con un mayor número de visitas (3 o más) del médico durante el mismo
período, o bien con que se proporcionara atención paliativa.
Un peor estado de salud o un
mayor grado de sobrecarga emocional en los familiares parece influir
negativamente en la percepción de la calidad de la comunicación. Sin embargo, y
aunque deba tomarse con la debida cautela, la opinión de los familiares se antoja relativamente independiente de factores como la formación específica, la edad o
el grado de experiencia del facultativo.
A la vista de estos resultados, parece
lógico que se fomente por parte de los responsables de los centros una
interacción frecuente entre médicos y familiares, así como que se dé la
oportunidad a éstos de permanecer todo el tiempo que deseen con un residente cuando se encuentre al
final de su vida. Asimismo , deberían implementarse medidas que facilitaran el abordaje del sufrimiento emocional en los familiares.
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