El síndrome de la bolsa de orina púrpura (PUBS por sus siglas en inglés) es una entidad no muy
frecuente, aunque muy llamativa por su presentación, caracterizada por una
alteración de la coloración de la orina, que adquiere tonalidades variadas
entre azul, violeta y púrpura, en contextos muy concretos, incluyendo el entorno paliativo.
Fuente: Boentoro et al. F1000Research, 2019 |
A pesar de ser un cuadro prácticamente
siempre benigno, puede causar preocupación en el paciente y su familia y
afectar a la confianza en la relación con los profesionales sanitarios, por lo que conviene conocerlo y tenerlo en mente.
Suele presentarse en personas de edad avanzada, en general con pluripatología, en situación de encamamiento, con
sondaje vesical permanente o prolongado y escaso empleo reciente de
antibióticos, así como afectados de estreñimiento crónico. También se ha descrito en
pacientes con enfermedad renal crónica avanzada, en diálisis, y portadores de
nefrostomía.
Su etiopatogenia no es bien
conocida, aunque se acepta que los compuestos ricos en triptófano de la dieta,
tanto más cuanto más hiperproteica e hipercalórica sea, terminan transformándose en la orina, por acción de sulfatasas y fosfatasas bacterianas y generalmente en un ambiente alcalino, para generar índigo e indirrubina, responsables de la coloración azul y roja,
respectivamente. Otras sustancias, como esteroides o ácidos grasos conjugados, podrían también intervenir en el proceso.
Entre las bacterias implicadas
con mayor frecuencia se encuentran enterobacterias (Providencia,
Escherichia coli, Proteus, Klebsiella pneumoniae, Morganella, Citrobacter), Pseudomonas y Enterococcus.
Mecanismo etiopatogénico aceptado Fuente: @fjresal |
El crecimiento bacteriano y los
compuestos químicos resultantes reaccionan con el PVC de catéter y bolsa,
produciendo un intenso mal olor, tanto más cuanto más alta sea la temperatura
de la habitación, que puede condicionar sentimientos de rechazo en los
cuidadores y sensación de aislamiento en el paciente.
A pesar de que se estima una
prevalencia de hasta el 42% en población anciana institucionalizada, es muy reducido
el número de casos reportados en España, desde la primera descripción publicada por
Sancho et al. en 2010.
En una reciente revisión, Dominic Worku incide en el abordaje de este cuadro. Nos recuerda que, si bien en estos pacientes los recuentos bacterianos suelen ser bastante superiores, pues se necesita un alto nivel de sulfatasas y fosfatasas en orina para que este fenómeno aparezca, las infecciones asociadas suelen ser asintomáticas.
El simple recambio del sondaje, junto a la acidificación de la orina, suele ser efectivo. Se recomienda, asimismo, tratar el estreñimiento subyacente, a fin de limitar el sobrecrecimento de bacterias metabolizadoras de triptófano.
El tratamiento antibiótico, en su opinión, sólo sería recomendable en caso de infección sintomática, signos de infección en áreas contiguas, sospecha de sepsis, persistencia de la coloración a pesar del recambio del catéter y en pacientes inmunodeprimidos.
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