La muerte médicamente asistida (MAiD
– Medical Assistance in Dying) fue legalizada en Canadá en junio de
2016, representando actualmente en torno al 1,1% del total de muertes en ese país.
La Ley canadiense autoriza la MAiD
en adultos competentes con enfermedad o discapacidad grave e incurable, en
situación avanzada de deterioro funcional irreversible, que le provoque un sufrimiento físico o psicológico intolerable que no pueda ser aliviado de manera
aceptable y con una expectativa de fallecimiento en un plazo razonablemente
cercano de acuerdo con sus circunstancias médicas.
Actualmente, a raíz de un reciente fallo del Tribunal Supremo de Quebec, que declaró improcedente la necesidad de demostrar la posibilidad razonablemente próxima de fallecer por causas naturales, se ha admitido a trámite parlamentario una proposición de reforma de la Ley que permitiría extender la MAiD a personas en situación no terminal, como en caso de enfermedad neurodegenerativa.
Cámara de los Comunes, Parliament Hill, Ottawa (Foto - Wikipedia Commons) |
Tanto la Asociación Canadiense de
Cuidados Paliativos (CHPCA) como la Sociedad Canadiense de Médicos
Paliativistas (CSPCP) han hecho pública su preocupación por el riesgo de que las dificultades de acceso a atención paliativa (menos del 30% de la población canadiense) o
la existencia de condiciones de vulnerabilidad socioeconómica pudieran tener
una importante influencia a la hora de recurrir a la MAiD.
En un intento de clarificar esta
cuestión, Downar et al. acaban de publicar en el Canadian Medical Association
Journal los resultados de un estudio retrospectivo de cohortes en el que analizan comparativamente diversos factores demográficos y clínicos entre las personas que optaron por MAiD y la población general de fallecidos desde la aprobación de la Ley hasta el 31 de octubre de 2018 en la provincia de Ontario, el territorio más poblado y con mayor tasa de MAiD del país.
De acuerdo con los datos, 2241 personas se acogieron a la MAiD durante ese período (1.18% del total de fallecimientos). Dos de cada tres personas padecían cáncer, más de la mitad estaban casados y mayoritariamente (85%) residían en su domicilio y en entorno urbano. Eran comparativamente algo más jóvenes (74.4 años frente a 77 años de media) y en un 25% de los casos podían encuadrarse dentro del quintil superior de ingresos, frente a un 16% en el más inferior. A pesar de lo que indica la Ley, en un 56% de los casos no se refleja la expectativa pronóstica, siendo mayoritariamente inferior a 6 meses en aquellos que sí la declararon.
A pesar de que 3 de cada 4 personas que optaron por la MAiD tuvieron algún tipo de atención paliativa, el 99.5% declararon sufrimiento físico y el 96.4% sufrimiento psicológico como razón primaria. No se han incluido en el análisis los aspectos espirituales ni se han recogido las creencias de estas personas.
Los autores, a la vista de estos resultados, concluyen que no parece que el acceso a atención paliativa ni la vulnerabilidad socioeconómica hayan tenido influencia aparente en la decisión de recurrir a la MAiD.
Mapa de Ontario (Wikipedia Commons) |
La provincia de Ontario es el motor económico de Canadá, contribuyendo con un 39% al PIB total. Con una renta per cápita superior a la media del país (41555 €, similar a la alemana y un 60% superior a la española) y una tasa de desempleo del 5.6%, no parece que el contexto socioeconómico sea el más apropiado para estudiar los efectos de la vulnerabilidad en ese aspecto. Por otra parte, en el estudio no se tienen en cuenta indicativos de calidad de la atención paliativa, que no está ni mucho menos libre de problemas.
Por tanto, y como los mismos autores reconocen, las condiciones en las que se aplica la MAiD en Ontario no pueden considerarse extrapolables a otros territorios y, opinión que comparto absolutamente, es necesario avanzar en la comprensión y el abordaje del tipo de distrés y sufrimiento que puede condicionar la elección de la muerte médicamente asistida.
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